Falleció José Saramago

18/06/2010

Fallece a los 87 años José Saramago
El escritor fue el primer premio Nobel en lengua portuguesa.

El escritor portugués y Premio Nobel José Saramago ha muerto en torno a la una menos cuarto de la tarde hora canaria (dos menos cuarto hora peninsular) a los 87 años en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote). El autor de La balsa de piedra fue poeta antes que novelista de éxito y antes que poeta, pobre. Unido el periodismo a esos otros tres factores (pobreza, poesía y novela) se entenderá la fusión entre preocupación social y exigencia estética que ha marcado la obra del único Premio Nobel de la lengua portuguesa hasta hoy. En 1998, el máximo galardón literario del planeta reconoció a un hijo de campesinos sin tierra que había nacido en 1922 en Azinhaga, Ribatejo, a 100 kilómetros de Lisboa. Tenía tres años cuando su familia emigró a la capital, donde las penurias rurales se tornaron en penurias de ciudad. Así, el futuro escritor se formó en la biblioteca pública de su barrio mientras trabajaba en un taller después de abandonar la escuela para ayudar a mantener una casa en la que ya faltaba su hermano Francisco, dos años mayor que él y muerto poco después del traslado.

Las pequeñas memorias (editadas en España por Alfaguara, como el resto de su obra desde que abandonara Seix Barral) es el título que Saramago puso al relato de una infancia que siempre tuvo un pie en la aldea de la que había emigrado. Su novela Levantado del suelo (1980) cuenta las peripecias de varias generaciones de campesinos del Alentejo. No fue su primera novela pero sí la que supuso su primera consagración después de que Manual de pintura y caligrafía rompiera en 1977 un silencio de casi 30 años. Eran los que habían pasado desde la aparición de Tierra de pecado, su verdadero, aunque poco exitoso, estreno como novelista. En esas tres décadas Saramago había trabajado como administrativo, empleado de seguros y de una editorial; se había casado y divorciado de su primera esposa, publicado tres libros de poemas, ingresado en el Partido Comunista -clandestino durante la dictadura de Salazar- y, sobre todo, consagrado como periodista.

Levantado del suelo siguió Memorial del convento, en 1982, y dos años más tarde El año de la muerte de Ricardo Reis. Centrada en la figura del heterónimo de Fernando Pessoa, el gran poeta del Portugal moderno, la novela es un intenso retrato de Lisboa de la mano de un poeta imaginario que, igual que pasó nueve meses en el vientre materno, ha de pasar un tiempo equivalente desde la muerte del hombre que lo creó antes de desaparecer definitivamente. La fama internacional le vino a Saramago precisamente con esta novela escrita con una rara intensidad poética que había sabido asimilar todas las lecciones de la narrativa moderna. En una conferencia pronunciada por esos mismos años 80 solía recordar el consejo que él mismo solía dar a los lectores que decían no entender bien sus libros por las mezclas de voces y la ausencia de marcas convencionales en los diálogos: "Léalos en voz alta". Funcionaba.

En ese tiempo, la actividad de Saramago se vuelve frenética. Una laboriosidad que le ha acompañado hasta su muerte con la escritura incansable de novelas, diarios, obras de teatro y hasta un blog . Tras la fábula iberista La balsa de piedra (1986), en la que España y Portugal se desgajan literalmente del continente europeo y se lanzan a flotar sobre el Atlántico, llegaron Historia del cerco de Lisboa (1989) y El evangelio según Jesucristo (1991). Su visión heterodoxa del mesías cristiano levantó una polémica que arreció cuando el gobierno de su país se negó a presentar el libro al Premio Literario Europeo. Herido con aquel gesto, Saramago se instaló en Lanzarote con Pilar del Río, su segunda esposa y nueva traductora. La misma polémica de tintes religiosos se reprodujo en 2009 al hilo de la publicación de una novela considerada hiriente por la jerarquía católica lusa, Caín. Meses antes, el escritor se había visto envuelto en otro rifirrafe. Esta vez en Italia: su editorial de siempre, propiedad de Silvio Berlusconi, se negó a publicar El cuaderno, un libro basado en el blog del escritor, que no ahorraba en él críticas al primer ministro italiano.

La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera, el relato de una epidema que convierte en ciegos a los habitantes de una ciudad -Fernando Meirelles la llevó al cine en 2008 con Julianne Moore como protagonista- abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago. Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el sistema democrático o la idea de la muerte. Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: "¿qué pasaría si?" Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas era qué pasaría si la gente dejase de morir. José Saramago sabía que había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un escritor de novelas.

Fuente: Juan Cruz/Javier Rodríguez Marcos
--------El País de Madrid





Discusión entre Álvaro de Campos y Ricardo Reis

Álvaro de Campos:
La poesía es aquella forma de la prosa en la que el ritmo es artificial. Este artificio, que insiste en crear nuevas pausas especiales y antinaturales distintas de las que la puntuación define, aunque a veces coincidentes con ellas, es producido por la escritura del texto en líneas separadas llamadas versos, preferiblemente comenzadas por mayúsculas para indicar que son como períodos absurdos, pronunciados separadamente. Se crean, mediante este procedimiento, dos tipos de sugestiones que no existen en la prosa: una sugestión rítmica de cada verso por sí mismo, como persona independiente, y una sugestión acentual que incide sobre la última palabra del verso, donde se hace una pausa artificialmente, o sobre la única palabra si hay una sola, que así queda en una aislamiento que no es itálico.
Pero se pregunta: ¿por qué ha de haber un ritmo artificial? Se responde: porque la emoción intensa no cabe en la palabra: tiene que bajar al grito o subir al canto. Y como decir es hablar, y no se puede gritar hablando, se tiene que cantar hablando, y cantar hablando es poner la música en el habla; y, como la música es extraña al habla, pónese la música en el habla disponiendo las palabras de modo que contengan una música que no esté en ellas, que sea, pues, artificial en relación a ellas. Esto es la poesía: cantar sin música. Por eso los grandes poetas líricos, en el gran sentido del adjetivo “lírico”, no son musicables. ¿Cómo han de serlo si son musicales?

Ricardo Reis:
Dice Campos que la poesía es un prosa en la que el ritmo es artificial. Considera a la poesía como una prosa que contiene música, de donde su artificio. Yo, sin embargo, antes diría que la poesía es una música que se hace con ideas, y por lo mismo con palabras. Considerad qué será el que hagáis música con ideas, en vez de con emociones. Con emociones haréis sólo música. Con emociones que caminan hacia las ideas, que se agregan ideas para definirse, haréis el canto. Con ideas sólo, que contengan tan solamente lo que de emoción hay necesariamente en todas las ideas, haréis poesía. Y así, el canto es la forma primitiva de la poesía, porque no es la primera forma de la poesía, sino el camino hacia ella.Cuanto más fría la poesía, más verdadera. La emoción no debe entrar en la poesía como elemento dispositivo del ritmo, que es la supervivencia lejana de la música en el verso. Y ese ritmo, cuando es perfecto, debe antes surgir de la idea que de la palabra. Una idea perfectamente concebida es rítmica en sí misma: las palabras en perfectamente se diga no tienen poder para empequeñecerla. Pueden ser duras y frías: no influye-son las únicas y por eso las mejores. Y, siendo las mejores, son las más bellas.
De nada sirve el simple ritmo de las palabras si no contiene ideas. No hay nombres bellos, sino gracias a ala evocación que los vuelve nombres. Que alguien se embelese con los nombres propios de Milton es justo si se conoce lo que expresan, absurdo si se ignora, no habiendo más que un sueño de entendimiento, del que las palabras son el torpor.

(9-4-1930)

Fernando Pessoa
El regreso de los dioses
Ed. Acantilado
431 pág.

Que sueñes

Que sueñes con cumpleaños infantiles,
con bailes aéreos en paraísos
o con tocar el saxo en los pretiles,
soñá que soy valiente y soy sumiso

al norte de tu llanto y de tu risa,
que sueñes con futuros de justicia,
con el auto y el rancho allá en Valizas
donde yo soy el mar que te acaricia,

que se borren las líneas de pobreza,
que amen a los brotes de las camas
y no crezcan torcidos de tristeza.

Pero quizá es mejor que quien te ama
te diga nada más, mientras bosteza,
que sueñes con tus sueños, mi princesa.

Fernández de Palleja