Desde la barda

Célula a célula

el día me entró en la carne.

Dejamos el auto en el camino

y en cueros,

solo,

subí a la barda.

De cara al pueblo

mientras meaba,

fui poco en la temporalidad de todo.

Un hálito de pacífica gloria

se metió en mi nariz.

A lo lejos

un cuerpo geométrico

de ciruelos, manzanos y perales,

después la barbarie montaraz.

Bajo mis ojos y cabeza

la zona urbana

parece un tablero

donde metódicamente

se juega a la vida.


Germán Arens

No hay comentarios: