Sobre relojes histrióncos

Hiel bajo la piel,
de hielo gotas sobre las escaleras.
De igual manera,
yo no soy el principio ni la zozobra.

Cien tambores hijos,
sobre la espalda arrugada y sola.
Suelto esta piola,
ahorcando mares de silencio.

Pienso, esa fútil lágrima
cava huera sobre cenizas rojas.
Cómo un árbol sin hojas,
pelado y desnudo ante el tiempo soy.

Hoy, ayer, todavía,
tiembla el eco de aquellas secas gargantas
peladas también y ásperas vencidas
y trémulas de tanto zigzag enfermo
y vueltas de rosca.

De que sirven las carcajadas rojas de
calor si el tiempo me desvela,
el tiempo me desvela para escupirme
firme cual estatua sobre esas frías escaleras.



Augusto Coronel

2 comentarios:

Unknown dijo...

Acá hay fuerza. Imágenes potentes y conscientes. Touché.

Anónimo dijo...

¿Te parece?, yo creo que buena parte apesta a mierda de tucán.