Querido amigo:

Entristece el alma observarte, amigo. Duele hacer el camino de vuelta oliendo tu inapetencia, sentado junto a tu historia de anhelos cumplidos frente al televisor y de sueños interrumpidos por cortes de luz que aniquilaron la magia.

No sé como decirte para que entiendas cuánto duele beber casi juntos este vino que no es alegría ni olvido, en este bar donde triunfa la desconfianza y crece lento pero crece y se hace inmenso el pasado. Duele y duele mucho ver que ya solo seas pasado y que el camino ya solo sea de regreso. Por qué te cuesta tanto levantar la vista y mirar de frente al horizonte que nos sigue esperando y que no nos olvida.

Tengo mucho miedo, amigo. No quiero volver a estrellar mi vaso en tu cuerpo y que te destroces en mil pedazos. No quiero volver a quedarme solo con esta tristeza que viene creciendo lento, pero creciendo y ya es inmensa.

Un abrazo.
Tu amigo siempre.
Confundido siempre.

Eladio Camejo

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