Confieso

Te llamo
cruzando el mundo,
entre alientos
y sangres.
Soy el ademán corrupto
de dios,
un sentimiento
helado, el quiebre y
no es mi culpa.
Todas las veces
que lo quise
hacer por
un segundo
más, borracho
y muerto
de miedo ante
los siglos.
Son todos los disfraces
de este
mundo
que me obligan
a morder los
pezones de la
muerte,
quizá renuncie
a ser
y escupa
los espirales
del tiempo
más solo que
la ausencia.

Augusto Coronel

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