Vuelven, a la vuelta del año, los momentos de esas encantadas tardes de final del verano, resguardadas en pálidas adicciones que evocan las condiciones dramáticas de un ser vivo señalado. Ebrio de splin y poco comprendido en las monodias fantasmas de las artes magnas en su totalidad, deambulo estupefacto por los senderos melancólicos en un perpetuo afán de más. De más y más y más: Gloria eterna al Arte: a pesar de ser maldito, a pesar aun de aquellas lágrimas, a pesar de mis románticas divagaciones y enteramente loco, loco, loco. Vida, Locura y Arte se vuelven una sola cosa en mí, y se funden en una revelación superior, más allá de todo horizonte y en contacto con
texto e ilustración: Álvaro Ardao
No hay comentarios:
Publicar un comentario