Máscaras

Al principio, vestía la máscara de la noche, hecha de alcohol y altivez. Cuando cayó esa, apareció la de la atracción, que cedió su lugar a la que no calló hasta horas después, cuando caía el primer beso de la cuenta. La máscara de ropa se deshojó como una margarita que echó por tierra la compostura. Un secreto fue revelado. Unas lágrimas diluyeron el último disfraz.

Al fin, quedó tan hermosamente minúscula que se coló por todos los lugares que tuvo a disposición. Ahora, sólo soy un disfraz dentro del cual vive ella.


Fernández de Palleja

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