Almohada de palabras

Sueños húmedos tenía el niño,
cuando dormía más
de tres meses por noche.
El chicle rosado,
sabor naranja,
lo masticaba a él,
pero,
¿Todos los caminos
conducen al epicentro
de su trémula
de
ses
pe
ra
ción,
cuando el gallo bizco silba esta canción?
¿Cuál?
he dicho.
Digo.
Dije.
Se evaporó lo que mi
mano hermética iba a desglosar
con
palabras
austeras.
Ya no digo más,
decir es para idiotas.
Augusto Coronel

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