El águila

Alma de dolores hundidos en la carne de desesperadas heridas putrefactas.
Calla la noche calla la mañana calla el abismo de toda las semanas.
Dolor de soles de noche y de penas desastres que no traen más que consigo...
Solo palpita en la noche el corazón grita en su clamar socorriéndose,
de penas sufridas de un pesar triste de lujurias.
La sombra en su imagen se traslada a las tinieblas del amanecer sombrío
Penumbra callada de seres tristes y muertos en su desdén,
en su pesar de socorros y desgracias ensangrentadas,
de dolor y de falsas pasiones enmarañadas de lujuriosas calumnias...
El águila, quisiera ser como el águila...
De ojos despiertos y con fuerza en sus garras.
Solo ser un alma dormida de sueños frustrados.
Dice: la última noche mientras cae a sus brazos...
Dolor de ser solo un siniestro atardecer de locas pasiones de un sábado.
En la lluvia tempestad de lágrimas de risas malévolas y voces que escuchan...
A lo lejos y a lo cerca...
Un solo instante en que las ideas se cruzan,
los pesares se alejan y las mentiras confusas... Acechan.
¡Águila cómo me gustaría ser como tú! Que en ti no hay mentiras no hay desgracias...
Solo pisados pasos y nuevos pasos para seguir caminando...
Para seguir andando...
Para seguir volando….
Viendo desde las alturas lo que otros no pueden ver lo que puedes prevenir...
Lo que ha de venir me miras...
Y el hedor de tu sangre latente viva y palpitando a la deriva de la muerte,
se siente, se percibe en el aire...
Los buitres han venido a buscarte,
han dejado que la noche se haga noche y el día se consuma en apariencias,
arrastrándose por debajo de una mesa de madera hueca y vacía...
Sueños tenía para mañana sueños que se rompieron cuando en el vuelo,
alguien ha lanzado el cañón para romperle el ala...
Sangra siempre sangra...
Y ya no puede prevenirnos de lo que pasará mañana...
Lo único bello sano manchado de rasguños por cosas extrañas de este mundo,
que aparecen sin consultar, sin preguntar, sin aparecer.


Nancy Miraballes

No hay comentarios: