Pero sus muslos hacen trampas

y como vino una noche

otra no

así el camino

hasta despertar en el filtro

de otra pasión

atrapada en el mínimo roce

la vida dedicada a la miel de sus rojos

la lengua la boca en ese universo

voluminoso blanco

al medio de la galaxia

que vuela

en la aguada de los besos

y los mordiscos

sobre las almohadas

nube inflada mujer

que ahora salpica al bañarse con la lluvia fina

del agua de las cataratas

desnuda sobre las piedras

desnuda sobre el hielo de la nieve

sobre su piel segunda

desnuda bajo su otra realidad

del visón

deseosa tambaleante mareada

meneada

en esa pérdida voluntaria del movimiento

del gran falo



Pablo Queralt

1 comentario:

Anónimo dijo...

lindo y logrado juego del moviniento y la sensualidad en los espacios de la felicidad
jorge bianchi