Luca Prodan: infierno y paraíso del mago del Abasto


Made in Italy

No muchos han podido describir y pintar el ambiente artístico de Buenos Aires durante la llamada movida underground porteña de los ochenta, el destape devenido luego de varios años de feroz dictadura militar. Luca Prodan, fue uno de ellos, y aún no siendo argentino, logró como pocos captar, fotografiar la realidad cultural en la que le tocó vivir y participar.

Luca George Prodan, nació en Roma, Italia, el 17 de mayo de 1953. De padre italiano y madre escocesa, abrió los ojos en un hogar de clase adinerada, tanto, que sus estudios los realizó en uno de los mejores colegios de Escocia, el Grodonwstown College, teniendo como compañero al mismísimo Príncipe Carlos. A los 17 años, y dando muestras del espíritu errante que sería, huye de su confortable hogar y se va a vagabundear por varios países europeos durante aproximadamente un año. Finalmente, y luego de un pedido de búsqueda por parte de Interpol, Luca es encontrado en una calle de Roma. Instalado en Londres a principios de los 70, además de ávido lector (sobre todo de los Beatniks), frecuenta la escena musical de ésta ciudad, ve en vivo a Joy Division, Sex Pistols, Canned Heat, Pink Floyd, entre otros, y recoge la influencia de músicos escritores como Jim Morrison, Leonard Cohen, Lou Reed y David Bowie. Fue testigo del nacimiento del punk, y se dice que llegó a conocer en persona a figuras como Sid Vicious y Ian Curtis; se nutrió de toda la cultura musical de entonces allí, la cual sería influencia importante en su propia estela artística. En 1977 es internado en un hospital de Londres debido a un

coma hepático. También se presenta en algunos pubs londinenses con su primera banda, New Clear Heads. A todo ésto, Luca ya tiene desde hace años, una fuerte adicción a las drogas y el alcohol. En 1981, a instancias de Timmy Mc Kern, un amigo escocés radicado en Mina Clavero, Traslasierra, una localidad en el interior de Córdoba, Argentina, se muda a allí, aún sin saber una palabra en español, un poco escapando a la heroína e intentando revitalizar su vida en un lugar tranquilo, lejano y limpio como eran las sierras cordobesas. Conoce al cuñado de Timmy, Germán Dafuncchio quien tocaba la guitarra, y a un vecino de éste, Alejandro Sokol, que se ocuparía del bajo, comienzan entonces a hacer algunas zapadas. Todo el dinero que había traído del viejo continente lo gastó en equipos e instrumentos, en lugar de las vacas que pensaba comprar. Luca quemaba las naves con Europa y su pasado. Pero la tranquilidad fue demasiada, así que se va a Buenos Aires, a la localidad de Hurlingham, y es aquí donde surge la idea de formar una banda en serio, con Stephanie Nuttal en la batería, un amiga inglesa de Luca. Instalados en esa parte del Gran Buenos Aires, debutan como Sumo con esa primigenia formación en el pub Caroline´s Club de la localidad de El Palomar, oeste del conurbano bonaerense, en febrero de 1982, cantando en inglés. Luego siguió una serie de presentaciones por boliches de la capital argentina; nacía de a poco, Sumo, y muy poca gente lo sabía aún, ya que en ésos primeros recitales, el público era muy escaso.

Mi Buenos Aires querido

A medida que Luca asimilaba su nueva condición de porteño y aprendía español, también opinaba sobre el rock argentino de ése momento; Aquí hay demasiada seriedad, todos quieren ser profesionales, y se olvidan que el rock es una locura, y que los que hacen rock son locos, sentenciaba, burlándose de toda la pose del star system. El 20 de marzo de 1982 dan su primer recital importante en el estadio de Estudiantes de La Plata, como teloneros de Riff, ante varias decenas de miles de espectadores, (antes de empezar, había dicho: ¿Pappo?, ¿quién es ése Pappo?). Poco después, y con motivo del estallido de la guerra de las Malvinas, el gobierno militar de entonces prohíbe cantar en inglés, al tiempo que Stephanie, a pedido de sus padres y por una cuestión de seguridad, retorna a Inglaterra. La batería es ocupada por Alejandro Sokol, dejando el puesto de bajista a Diego Arnedo. A fines de ése año hacen su primer recital en el Estadio de Obras Sanitarias junto a Los Violadores. Sumo comenzaba a consolidarse como banda y Luca como una de las figuras más carismáticas del efervescente rock argentino de entonces. Pero Luca no había podido abandonar sus adicciones, a medida que la banda escalaba en éxito y popularidad, Luca se sumergía día a día en el alcoholismo y las drogas. Poco después grabaron el demo Corpiños en la Madrugada y se uniría a la banda Roberto Petinatto, quien era periodista de El Expreso Imaginario, como saxofonista. En 1984 ocurren los dos últimos y definitivos cambios: Sokol se va y entra en su lugar Alberto Troglio, al tiempo que Ricardo Mollo (amigo de Arnedo), se encargaría de la guitarra líder. Ésta será la formación definitiva como sexteto, que perduraría hasta el fin de la banda. Todo lo que hacía y decía Luca era nuevo en la escena del rock argentino, y además importaba. Su actitud generaba polémica a la vez que adoración. Luca se convertía rápidamente en un predicador transgresor y lúcido, a la vez que un cronista, un poeta urbano que salía a la calle y lo contaba en sus canciones. Su personalidad tan imprevisible, hacía complejo prever que haría o qué diría. “El ser humano es un bicho feo y malo, y para peor piensa más que los animales”, “Yo no quiero guita, yo quiero a mis amigos y a la gente”, decía el tano, verdaderas posturas filosóficas de vida. Luca apuntaba y disparaba su más feroz repudio a toda la frivolidad de la sociedad de consumo, la falsedad del mainstream rockero, el glamour y las luces de un sistema del cual él se sentía por fuera. Había algo de ritual místico ir a ver a Sumo y sobre todo a Luca. Tenía algo de gurú, de santo maldito. El sabía de su importancia en la banda, sin embargo, jamás se la creyó. En 1985, Sumo edita el álbum Divididos por la Felicidad; y la canción La Rubia Tarada comenzó a sonar en todas las radios, tanto, que Luca se hartó de ella, negándose a tocarla en vivo. Sumo comenzaba un meteórico ascenso al estrellato, del cual, no saldrían ilesos.

Luca not dead

Por ése entonces Luca bebía todos los días, además de ser heroinómano; “... con ella (la heroína), no se jode, por algo es la segunda droga en importancia, la primera es el Poder”, decía. Instalado ya como una figura influyente del under porteño, su postura anti rock star, su carisma, su autenticidad, su sarcasmo, su cosmopolitismo y su profunda sensibilidad poética, lo hacían una personalidad única en el ambiente musical. En 1986 Sumo viaja a Uruguay y Chile, edita su segunda placa Llegando los Monos y hacen su primer Estadio Obras Sanitarias, al tiempo que se afirmaban como una de las bandas con mayor convocatoria del rock porteño. El hit de éste disco fue Los Viejos Vinagres, que resultó tan popular como La Rubia.... Pero Luca no hacía discos de un tema solo, eran obras conceptuales, poéticas, con una línea narrativa furiosa y crítica, delirante y surrealista, o descriptiva y bucólica, como claramente lo es en la canción Mañana en el Abasto, uno de las más conocidas de su siguiente y última obra, After Chabón, editada en mayo de 1987. Tanto Luca como Sumo, recibían el reconocimiento de sus pares, del público y gran parte de la crítica, el sexteto de Hurlingham se encontraba en su apogeo y el pelado, era el capitán indiscutido de ése barco. Pero la salud de Luca comenzaba a cobrarle los excesos. Se dice que bebía al menos una botella de ginebra por día, su último recital con Sumo fue en el Estadio del Club Atlético Los Andes, el 20 de diciembre de 1987, ante un público que no superaba las 500 personas. Cuentan que ése día, finalizando el concierto dijo: “Ahí va la última”. Pil Trafa, cantante de Los Violadores había confesado haberlo visto muy mal, flaco y demacrado al pelado en ése recital. En la mañana del 22 de diciembre, apenas dos días después, Luca Prodan entraba a la categoría de leyenda, de mito. Fue encontrado muerto en su departamento de la calle Alsina, en el barrio de Monserrat, Buenos Aires, tenía apenas 34 años. El parte médico de defunción estableció “muerte por cirrosis”. Se apagaba una de las personalidades artísticas más interesantes y completas del rock argentino, inaugurando un año funesto en pérdidas: en marzo de 1988 moría Miguel Ángel Abuelo Peralta (Los Abuelos de la Nada), y en diciembre de ése año, a un día de cumplirse el año de la muerte de Luca, Federico Moura (Virus). Fin de los 80 para el rock argento. El legado de Luca es (a pesar suyo), enorme, y su voz, su música y su poética perdurarán por siempre, como un perfecto manual de un colgado tomando apuntes de la realidad, filtrándolo por la locura y transformándolo en arte.


Paulo Roddel

1 comentario:

Rocio dijo...

Hola! Los felicito y les agrazeco por esta genial entrada. LUCA NOT DEAD!! Estoy ahora mismo en un alojamiento en buzios escuchando su música. Un genio. Saludos!