William Burroughs;

Viaje al alucinado mundo de un junkie
Muy a su pesar, fue la figura de mayor relevancia de la llama Beat Generation, siendo importante influencia para escritores y artistas que se identificaban con ésta generación. Muchos de sus compañeros de ésta vanguardia, que tuvo su apogeo en las décadas de los 1950 y 1960, han confesado su reverencia hacia Burroughs, incluso algunos de estos lo ayudaron con cuestiones vinculadas a publicar y difundir su obra, entre ellos Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Lucien Carr o Paul Bowles. La importancia de Burroughs no sólo se encuentra en la literatura, sino en las más variadas disciplinas artísticas, como la plástica o el cine, en las cuales su impronta es visible en creadores del mundo entero. Ginsberg jugó un rol decisivo para la publicación de la primera novela de Burroughs, Junkie (Yonqui), en 1953, publicada bajo el seudónimo William Lee, impresionante testimonio autobiográfico sobre su experiencia como heroinómano. Leer a Burroughs implica adentrarse en mundos y submundos delirantes, caóticos, extremos, un alucinado viaje lúcido, un trip por las catacumbas del inconsciente. Leerlo es encontrarse con la palabra de alguien que nos muestra con lujos de detalles lo “políticamente incorrecto”, ese infierno paralelo que nos acompaña en el día a día; Burroughs nos hace poner el pie en ése infierno, y nos hace ver que no todo está tan mal, que no todo está perdido. Sus relatos son un experimento con las palabras, las imágenes, un cócktail visual directo a los sentidos, del cual no se sale ileso. La descarnada situación de los personajes que pueblan las páginas de la obra de Burroughs, el mundo de los que ya no tienen nada que perder, el imperio de las drogas duras, únicas a las que el autor denomina “drogas”, la ciudad como albergue solitario, oscuro y terrible de personajes que deambulan buscando la satisfacción inmediata de la dosis que les depare un momentáneo éxtasis y seguir, y siempre, ésa enorme desolación al borde de la locura.
La cima creativa de Burroughs es Naked Lunch (El Almuerzo Desnudo), editada en 1959, una estupenda síntesis del universo de los consumidores de drogas y los proveedores, (“el reloj de arena de la droga”, o “la pirámide de la necesidad”, decía), un imprescindible manual no formal acerca de las drogas y sus efectos, escrita por el método cut-up, desarrollado por él, y que forma una suerte de trilogía involuntaria con Junkie y Queer (Marica), novela escrita entre 1951 y 1953, y publicada en 1985. Como él mismo dijo, “yo soy un laboratorio ambulante”, y lo era, pocos se han animado a sumergirse tan profundamente en pos de la “droga perfecta” y volver para contarlo; Burroughs era su propio “conejillo de indias” al momento de experimentarlo literalmente todo con cuanta droga se le cruzara. La novela epistolar, co-escrita con Ginsberg, The Yage Letters (Las cartas de la Ayahuasca, publicada en 1963), es una bitácora de las aventuras de ambos por la amazonia colombiana en busca del yage o ayahuasca, a comienzos de los 50. Más de una vez estuvo detenido por posesión y comercialización de estupefacientes. No obstante su conocida homosexualidad, su pareja durante varios años fue Joan Vollmer, con la que comenzó una relación en 1944 y tuvo un hijo. Los problemas de Burroughs con la ley se hicieron más complejos cuando viviendo en México en 1951 jugando alcoholizados le dispara accidentalmente a Joan, matándola al instante. Un par de semanas en prisión y el pago de una abultada fianza, sacaron al escritor de ése país. Vivió además en Londres, París, y en Tánger, ciudad ésta en dónde compartió las experiencias de la comunidad beat que allí se había instalado. Provenía de una acaudalada familia (su abuelo amasó una fortuna al haber inventado la calculadora), de la ciudad de Saint Louis, Missouri, lugar en que nació en 1914, se graduó en la Universidad de Harvard, pero renegó de toda ostentación y academicismo. Su obra posterior, ya en los 60, incluye títulos que influyeron también en la literatura de ciencia ficción, e incluso el cyber-punk: The Soft Machine, Nova Express, y The Ticket That Exploded, resultan de indispensable lectura para quienes gustan de ése género, así como The Wild Boys ya en los 70, disparando su crítica acertada y mordaz acerca de la modernidad, la alienación y los medios de comunicación masivos. O su última trilogía, durante los 80, integrada por Cities of the Red Night, The Place of Dead Roads y The Western Lands. Se lo ha asociado con el rock, habiendo influido y participado en eventos y fotografiado con varias luminarias rockeras. Murió anciano y venerado por millones de personas en todo el mundo, el 2 de agosto de 1997, de un ataque de corazón, sin jamás haberse recuperado totalmente de su adicción a las drogas duras. Pocos años antes, una interesante adaptación cinematográfica de Naked Lunch, había sido lanzada, dirigida por David Cronenberg. Su vida y obra son mucho más vastos, su legado e influencia son inmensos en la cultura pop occidental, hay que ser al menos Burroughs para ser un verdadero ícono, un “gurú”, en todo el sentido de la palabra.

Paulo Roddel

No hay comentarios: