Morir


(Escuchar al son de cualquier poema de Jaap Blonk)

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Morir, todo un tema, de pronto reventar como un sapo, o naturalmente morirse….o a la manera Vian, ”…metido en un saco lleno de hojas de afeitar…con las manos llenas de lágrimas…” En estas cavilaciones andaba cuando llegué al cajero automático, tarjeta en mano, en busca de los últimos pesos para llegar a fin de mes; en el recinto se desplegaba una enorme fila, el bullicio era generalizado, jóvenes, viejos, madres, futbolistas, tipos raros, todo el mundo parecía haberse puesto de acuerdo para ir a la misma hora; lo mismo en la calle, había mucho movimiento, los niños salían de la escuela; pasaban diez minutos de la cinco cuando llegué al banco y me paré detrás de una señora que hablaba por celular a los gritos, haciendo grandes ademanes, hablaba sobre no sé qué receta para hacer albóndigas, la fila se movía lentamente y la ansiedad general crecía, el ambiente era sofocante, de pronto por encima de los voceos de ese gentío se escuchó un alarido espantoso, un hombrecito de aspecto más bien normal, vestido normal, peinado normal, pero con el rostro totalmente desencajado en una máscara horrorosa, impensable hasta hacía unos instantes, empezó a gritar y a patear el cajero que tenía enfrente, mientras gritaba …”¡¡¡¡Me robaron!!! ¡¡¡¡Hijos de puta!!!!!!.......¿¿¡Dónde está mi plata???!!!!...” El guardia que estaba en la cabina de vigilancia del banco, se encontraba justo en ese momento escribiendo un mensaje de texto al undostresmetrosexoentucel, entonces, no vio como las cámaras de vigilancia del banco mostraban a un tipo de aspecto normal, vestido normal, peinado normal, destrozaba a golpes el cajero del banco, no vio cómo el tipo se llevaba las manos a la garganta y quedaba completamente lila, no vio cómo se convulsionaba, cómo salía del cuadro de la pantalla y reaparecía, cómo el fantasma de un títere espantosamente gris. El hombre-títere se sacudió por ultima vez y se quedó, quieto, panza arriba, con la mirada vacía, alrededor cientos de ojos redondos lo escrutaban, el cuidacoches de la esquina, la doña que limpia los baños químicos, unos mormones que andaban en la vuelta, los gurises que piden monedas y comen sobras en macdonalds, los policías que los corren, un borracho, los de “pare de sufrir” con un pedazo de jabón santo no vaya a ser que sea algún poseído, el panchero, el ga-rra-pi-ñe-ro, las gitanas, el vendedor de comida, el vendedor de inciensos, el vendedor de pasta base, un diputado, unos ediles, un suplente, unos testigos de Jehová, unos krishnas, unas señoras del rotary, un perro sarnoso, una vieja loca, un ciego, otro borracho, un par de mendigos, un cura, un par de putas, una maestras, unos gurises chicos, un juez de fútbol, un astronauta, un tipo que por la cara recién se había levantado, un vendedor de flores…
La muerte siempre es un espectáculo que convoca multitudes.

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En algún lugar del mundo, un científico observa un puñado de gusanos sobre un pedazo de carne putrefacto.
Diego López

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene algo interesante, sin embargo creo que la acumulación de aejemplos en algunos sectores es exagerada y en otros demasiado cíclica. Sin embargo, tiene un gustito a crónica que se deja ir que es muy disfrutable. Disculpas si no suena simpático, pero la simple lectura en estas circunstancias me resulta caritativa