El cuchillo berijero
que se adentró en la agonía
de los ojos del cordero
que en una Gilera 200
desde el cuadro de los tamariscos
al corral de las lecheras arreara…
es:
además de la rodilla
que sujeta la paleta
y la inútil mano izquierda
que despeja la garganta
corriendo la carretilla…
quien me ha iniciado
en los misterios de la muerte.
Germán Arens
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