Un hombre
siente toda la vida soplándole el rostro.
Está allí
desde tiempos inmemoriales.
Es sólo un punto frágil
apenas algo mas.
"El infierno"; piensa, dice.
Atados por él
lleva trescientos siglos en la espalda.
Dirige su mirada al cielo
se redime
ora.
Mientras las hogueras gritan sus pecados.
El hombre espera
mira alrededor.
No hay cruces que indiquen
camino alguno al paraíso.
"No hay paraíso"; piensa, dice.
El hombre espera.
No hay señales
sólo derroteros truncos.
No hay voces que guíen el andar.
No hay indícios
sólo espera.
De modo que
el único milagro es
"
el hombre piensa, dice.
Es de cenizas el mundo;
todo lo demás es caída.
Paulo Roddel
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